Hoy, 29 de agosto, el mundo de la música recuerda a una de sus figuras más icónicas y transformadoras: Michael Jackson, quien hubiera celebrado su 67º cumpleaños. Nacido en Gary, Indiana, en 1958, Jackson no solo se consolidó como el indiscutible «Rey del Pop», sino que redefinió los límites del entretenimiento, fusionando de manera magistral la música, el baile y el espectáculo visual. Desde sus inicios como el prodigioso vocalista de los Jackson 5 hasta su consagración como solista, su trayectoria estuvo marcada por una innovación constante que rompió barreras raciales y culturales, convirtiéndolo en un fenómeno global.

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La era de Thriller en 1982, el álbum más vendido de la historia según Guinness World Records, catapultó a Jackson a un estrellato sin precedentes. Este proyecto, junto con producciones como Off the Wall y Bad, no solo dominó las listas de éxitos, sino que revolucionó la producción de videos musicales, transformándolos de simples herramientas promocionales a verdaderas obras de arte cinematográficas. Coreografías como el «moonwalk», presentadas por primera vez durante la interpretación de «Billie Jean» en el especial de televisión Motown 25: Yesterday, Today, Forever, se convirtieron en sellos imborrables de su identidad artística y continúan siendo emuladas por artistas en todo el mundo.

A más de una década de su fallecimiento, el impacto de Michael Jackson perdura con una vigencia asombrosa. Artistas contemporáneos de diversos géneros citan su trabajo como una influencia fundamental, mientras que su música sigue siendo la banda sonora de nuevas generaciones. Su capacidad para conectar con el público a través de himnos universales como «Man in the Mirror» o «Black or White», y su maestría para crear espectáculos inmersivos, aseguran que, aunque su presencia física se haya ido, su legado como el eterno Rey del Pop permanece intacto en el corazón de la cultura popular.

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