El subcomandante de la Policía Metropolitana de Pereira, Óscar Ochoa, explicó que la medida hace parte de la estrategia Transparencia e Integridad. Más de 150 uniformados se sometieron a una evaluación de contrainteligencia.
El oficial dijo que algunos funcionarios ya fueron trasladados, al parecer, por pérdida de credibilidad ante la institución y la ciudadanía. Todo, haría parte de una estrategia de control interno, liderada por la comandancia del Distrito.
“No se trata únicamente de identificar vínculos con hechos delictivos, sino de garantizar que cada policía que porta un uniforme esté alineado con los principios de legalidad y ética”, aseguró el oficial.
Las pruebas de polígrafo surgieron tras la detección de señales de desconfianza en ciertos sectores de la institución, especialmente en niveles intermedios y de base operativa.
Según indicó Ochoa, las alertas no apuntaban directamente a los mandos de las estaciones, sino a grupos específicos dentro de las estructuras locales.
“La intervención no se da porque haya un señalamiento directo al comandante o al alto mando de una estación. La preocupación estaba en el mando medio y en la base. Por eso se decidió intervenir con herramientas de contrainteligencia”, explicó.
Las pruebas permitieron identificar casos de pérdida de confianza institucional, situaciones ambiguas frente a la legalidad de ciertas actuaciones y actitudes que podrían representar riesgos para el buen funcionamiento del servicio policial.
Como consecuencia de los hallazgos, varios policías fueron trasladados a otras unidades del país. Si bien la comandancia no detalló cuántos cambios se realizaron, Ochoa dejó claro que las decisiones se tomaron por confiabilidad y no por pruebas de complicidad con estructuras criminales.
“Ya hemos hecho traslados. Esta no es una medida sancionatoria en sí misma, sino una decisión de tipo administrativo para preservar la integridad del servicio y garantizar que quienes patrullan nuestras calles cuenten con la confianza plena de su institución”, explicó.